jueves, 25 de septiembre de 2008
Recuerdo
Tengo una llaga campesina
manándome en el centro de mi pecho;
si la dejo curar, mi mente olvida,
si la dejo vivir, de dolor muero.
Así ando por la vida de maltrecho,
hundido en el arado y el barbecho,
hurgando con su reja en mi costado
y clavando sus espinas en mi pecho.
¡Ay, querido dolor, cuánto te amo,
que tu pena y tu agonía me sustenta;
y sin ella mi vida es risa muerta...
¡Que venga Dios a verme en mi agonía
y deje de correr mi vena abierta...!
¡Qué duro es caminar...
con un recuerdo a cuestas!
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