jueves, 25 de septiembre de 2008
Cuando llegue la primavera
¡Qué cuide Dios la espiga y el sembrado,
qué florezca la vid y el limonero,
y ese trigo ya esté multiplicando
cuando crezcan y florezcan los romeros!
Ve limpiando ya la troge, campesino,
ve quitando ya los cardos de la era,
ve lavando los costales amarillos
y engrasando de los ejes en galera.
¡Cuánto callo endurecido se ha formado
en tus manos requemadas y navieras,
cómo huelen a sudor, a sol y a frío,
y tu frente envejecida, es una queja
que, a los vientos castellanos, se levantan
con silencio, con amor y con pobreza!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario