jueves, 25 de septiembre de 2008

El regreso



A pie va caminando lentamente
por caminos pedregosos y curvados;
mi corazón que llora como un niño
por su madre y por la vida, abandonado.

La casa de su cuna ya divisa
allá por un montículo dorado
y cruza las espinas y las piedras
tirando de su sangre a puñetazos.

Un chorro de su vida en el camino,
lo mismo que camina va dejando
la angustia y la ansiedad ,que le aprisionan,
le calman a la vez que van llegando.

A la sombra de la casa derruida
duerme el perro canoso y rabilargo;
el árbol , que abrazaba con su sombra,
se humilla medio seco y arrugado

Ya respira con angustia y alegría
el olor a las piedras y los prados
y a la paja que seca ya, en la era,
un olor a nostalgia te ha dejado.

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