jueves, 25 de septiembre de 2008

Al volver



Lo abandoné, buscando entre las sombras
luz que ansiaba en sueños juveniles
y, lenta, caminé sendas que asombran
y, en extraños, busqué lo no posible.

Ya, fuera de mi hogar, tarde de luz
iluminan mi frente muy cansada
ilusiones y sueños ya perdidos,
voy buscando la sombra de mi casa.

Ya arrugada mi frente, el alma rota
que recibió, en la ausencia, la pedrada,
de mirar hacia atrás y ver la vida que
abandoné, por sueños de ignorancia.

Reclino el cuerpo cansado y ya marchito
en el tronco de la encina solitaria
y su sombra, podrida y lacrimosa,
me socorre caricias con sus ramas.

¡Es volver a la vida! Oigo el eco
y percibo la apetecida calma,
el tronco amigo, la tierra que me viera nacer
hoy me recibe con el rumor del agua.

Mi vida se agostó por los caminos
que dejan huella translúcida en el alma
y ahora quiero, desnuda de ilusiones,
morir por los caminos de mi infancia.

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