viernes, 24 de julio de 2009

El regreso



A pie va caminando lentamente
por caminos pedregosos y curvados,
mi corazón que llora como un niño
por su madre y por la vida abandonado.

La casa de su cuna ya divisa
allá por los montículos dorados
y cruza las espinas y las piedras,
tirando de su sangre a puñetazos.

Un chorro de su vida, en el camino
lo mismo que camina va dejando,
la angustia y la ansiedad que le aprisionan,
le calman a la vez que va llegando.

A la sombra de la casa derruida,
duerme el perro canoso y rabilargo,
el árbol que abrazaba con su sombra,
se humilla medio seco y arrugado.

Ya respira con angustia, y alegría
el olor de las piedras y los prados,
y la paja, que seca ya en la era
un olor a nostalgia le a dejado.

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