En las noches de soledad
siento el calor de tu aliento
acariciando mi cara.
Susurran en mis oídos,
como caricias de Luna,
tus palabras desgastadas.
¡Voy a buscarte!
La noche está tormentosa.
Chasquidos de espadas rotas
apedrean la ventana;
lloran lamentos rebeldes
acurrucados al alma.
¡Voy a buscarte!
El corazón está triste,
enjaulado en la nostalgia
de un ayer que no regresa.
Las dudas de ese mañana
que despertará mis sueños,
el tañer de las campanas.
¡Voy a buscarte!
Escalaré las montañas,
escarbaré en el desierto,
te buscaré en las entrañas
más oscuras de la tierra.
Subiré… al infinito,
con la sonrisa en el alma,
para que me abra la puerta
el buen Juez de barba blanca.
¡Voy a buscarte!
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