miércoles, 26 de agosto de 2020

¡Voy a buscarte! (Versos en la niebla)


En las noches de soledad 

siento el calor de tu aliento  

acariciando mi cara. 

Susurran en mis oídos, 

como caricias de Luna,  

tus palabras desgastadas.  


¡Voy a buscarte!  


La noche está tormentosa. 

Chasquidos de espadas rotas 

apedrean la ventana;  

lloran lamentos rebeldes 

acurrucados al alma.  


¡Voy a buscarte! 


El corazón está triste, 

enjaulado en la nostalgia  

de un ayer que no regresa. 

Las dudas de ese mañana 

que despertará mis sueños, 

el tañer de las campanas.  


¡Voy a buscarte!  


Escalaré las montañas, 

escarbaré en el desierto, 

te buscaré en las entrañas  

más oscuras de la tierra.    


Subiré… al infinito, 

con la sonrisa en el alma, 

para que me abra la puerta 

el buen Juez de barba blanca.   


¡Voy a buscarte!


sábado, 1 de agosto de 2020

La imaginación al poder


Un grupo de chicas atrevidas, allá por los años cuarenta y nueve ó cincuenta y con el sano deseo de pasarlo bien, rompiendo la monotonía del pueblo y sus costumbres, decidimos formar un grupo de teatro con los escasos medios que en aquella época existían.


Disponíamos, sí, de ilusión, de imaginación y atrevimiento, contando de antemano que  solo podíamos ser chicas pues no se veía bien que los chicos formasen parte de nuestro proyecto. ¡Ya nos hubiese gustado contar con ellos! pero en un pueblo de mi tierra, San Carlos del Valle, la que tanto quiero, La Mancha, no estaba bien visto, y en vez de teatro nos hubiesen montado un circo.


Pero no nos importó lo más mínimo, nos vestíamos de chicos y en paz.


Empezamos a leer obras de teatro; nos decidimos por los clásicos; pedimos la aprobación de las fuerzas vivas del pueblo y obtuvimos su apoyo.


El éxito  fue rotundo, nos enganchamos a la fama y… una tras otra, representamos casi todo el repertorio de los grandes del Siglo de Oro.


Lo peor fue el fotógrafo, tuvimos que esperar a que llegase el “retratista” con su  trípode y la cámara de madera por donde salía una manga negra ¡UUUFFF¡ no me quiero ni acordar, le llamamos, nos pusimos los trajes -que no digo cómo y con que los hacíamos- y de fondo, para tapar los carruajes, entre dos sujetaban un tapiz y… pues vale, ahí estoy con mi traje, que bien se puede adivinar a quien representaba. 


Me emociona ver la tierra y el desarreglo del suelo, hoy todo es asfalto o loseta, pero debajo continuarán las huellas de aquellos pies que con tanta ilusión imaginación y frescura vivieron los más hermosos años de la vida, la infancia y la juventud.


Gracias a mi sobrina Miqui, que me ha recuperado esta foto.