jueves, 25 de junio de 2020

Volveré en otoño (Versos en la niebla)




El agua de los arroyos duerme en noches de luna grande.
Los recuerdos bucean entre las esquinas de su blanco espejo.
En su radiante luz, palidece la inmensa soledad del tiempo.
La noche se queda desierta, las estrellas duermen con sus desnudos cuerpos entre las sábanas blancas del pálido cielo.  

Enredada en los aires de otoño, soltaré mis cantos.
Pisaré las hojas muertas que en el suelo, se abrazan temblando.
Se aleja el verano, la luz, la hora y el tiempo.
Abrazada a la templanza del otoño.
Oliendo hojas secas y quebradas, siento el húmedo calor de tu aliento.
Recorrí montes y valles. Crucé desiertos y mares.
Me arrastraron huracanes y tormentas.
Fui limpiando de espinas los caminos y los sembré de margaritas blancas.  

Llegará un nuevo otoño y estarán pegadas a la tierra grises y deshojadas.  

Pétalo a pétalo, fueron descifrado el “sí” o el “no”…
Lenguaje idílico de las margaritas blancas.
¡Otoño... arrópalas con tu sol! Arrástralas por tu vientre.
Pero guárdame el oculto mensaje de esa flor que habla.
Volveré… a recogerlo en otoño.

domingo, 21 de junio de 2020

Me voy (Versos en la niebla)




Me voy de aquí, voy a buscar los sueños que perdí en la fría soledad del tiempo. 
Voy a buscar versos, diálogos y sisas bajo el azul del cielo, en el silencio de mi calle. 
Me voy con la mochila a la espalda. 
El río de mis lágrimas al cuello.
Llevo entre mis manos, la nostalgia.  

Me voy, llevo mi dolor y mi alegría, el despertar de mis historias, quiero entrar en el archivo de mi vida.
Voy a recoger las caricias que entre el blanco espejo del agua dejé guardadas.
Voy a sentarme en la musgosa piedra, y en ella dialogar con las ausencias.
Voy a desempolvar la luna y que me deje ver la casa donde duermen y lloran las flores.  

La puerta seguirá abierta, como los brazos del amante que invita a regresar. 
Me voy, mis pies quieren pisar hierba, jugar con las hormigas. 
Saltar arroyos y caminar. 

Quiero ver el jilguerillo que jugaba con mi pelo, beber agua en envase de piedras rodadas.   

¡Ay… mis ilusiones! ¡Mis sueños! 
Cómo añora el camino de mis caminos la sombra de una vieja pared y en ella descansar.
Dormir oyendo el respirar de la tierra, el tañer de las campanas, la serena templanza que revienta la luz de un nuevo amanecer.

¡Me voy!